martes, 19 de agosto de 2014

Gélido

Camino sobre el borde maravillado
tú a mi lado en aquel estrecho camino.
Jugamos, corremos, nos miramos, nos decimos cosas…
Cosas viejas, nuevas, cosas que pasan.

¡Oh, cuánto andamos! 
Tan alegres y descuidados.
Descansamos en un café con sonrisas.
Mirando bajo esquivo tú mirar.

Irrumpen tus manos tomando mis manos
y tus ojos calando penetran en mí.
El hielo corrió por mí cuerpo
congeló mí voz,
atiesó mis manos
y crispó en mi ser.

Enrareció el aire
esfumando colores,
el cielo y el infierno se tornaron gris.

Tu mano en mi mano,
yo sin poder tocarte.

¿Será frío el infierno?
¿Por qué si tú me tocas, yo muero?
¿Por qué desciendo hasta el oscuro averno, si eres tú lo que deseaba?
¿Qué gélida sensación me embarga, si eras tú quien me quemaba?

Víctor Hugo Ibáñez