Ahora sé muchas cosas que no
sabía,
ahora sé, porque llevan tantas
flores a los entierros,
pretensión de perfumar el
putrefacto olor a muerte.
Todas esas pompas en el campo
santo
no podrán calmar mi dolor.
¡Mi madre está muerta!
Su carne se pudre en la
tierra
y ese olor que penetra pestilente
sin reparo.
¿Cuánto no le dije?
¡Cuánto falta me hace y aún
estando aquí!
Miro el verde silencio
desfilan fantasmas frente a
mí
lo real y lo etéreo se
confunden
y no veo nada…
¿Cuánto de mí quedo en ella?
¿Cuánto de ella quedo en mí?
Colgado de un abismo
me entrego sin saber.
Deseos de ser libre,
de quedarme con lo poco,
un puñado de palabras
y mil preguntas por venir.
¡Déjame caer en este abismo
de nada!
Y seguir vivo, aunque ya no
estés aquí.