La muerte…
Es impredecible.
Vi la muerte llegar a
Vaaiga.
La ví…
Dentro de nuestra
casa
mientras nos sentábamos,
comíamos juntos…
y conversábamos
sobre nuestras vidas
y nuestra familia.
La muerte estaba ahí,
cuando
estábamos en las
piscinas.
Estaba allí cuando
hacíamos
nuestras oraciones.
Estaba tan
acostumbrado
a ver la muerte…
Que me volví
descuidado.
El libro sagrado
dice…
Que la muerte es como
un ladrón en la
noche.
Vaaiga estaba sola.
Cuando la muerte se
la llevo,
yo no estaba con
ella.
Esta es mi carga…
Que llevaré el resto
de mi vida.
Así que adelante…
Pero yo le digo
si usted la entierra
en esta tierra…
Los gusanos la
encontraran.
Igual que si la
coloca
en lo alto de los
árboles…
Los pájaros la encontraran.
Déme a Vaaiga
yo la enterraré aquí,
en el espacio…
Entre el corazón y
mis pulmones.
Los gusanos nunca la
encontraran ahí
ni los pájaros.
Estará segura
y en paz con mi alma.
Fragmento poético de la
película
El Orador
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