He visto en un portal
un ángel de alas rotas
y un brisa imperceptible
que surca de lado a lado los pasillos.
En su interior un sin fin de obras
guardados con celoso afán.
Objetos que guardan el recuerdo
surcos y brillos de tanto uso
manos que acarician el tiempo,
dirán cosas en desuso,
yo las llamo recuerdos.
Entre
ellos, un hombre
con ojos cansados y mirada adusta,
de seriedad sepulcral para algunos,
con su cabello blanco y andar pesado
El Ángel, Rocío y las cosas.
Veo entre sueños un hombre corriendo al
tiempo
Rocío a su lado y un Ángel sin saber que
hacer.
Veo también quebrarse sus propias alas y
caer.
un Ángel a caído del cielo para no
volver
Se ha quedado atrapado en la tapera de
Gino Bencivenga.
No ha sido por diablo, solo por gusto.
Y en los tiernos brazos de Rocío encarna
para tocarte cuando te brinda un café
con masitas.
Un Ángel a caído ¡Venga a ver!
Yo los he visto andando juntos
pero no me crean, véanlo por ustedes
se llaman
Gino, Rocío y el Ángel Gabriel.
Este poema es una dedicatoria a Gino Bencivenga, poeta y director del teatro La Tapera. Obra que en toda su envergadura es un poema en medio de Gregorio de Laferrere, zona que por los lugareños pueden nombrar como zona oscura y siniestra. Una verdadera jugada de deseo en todos los ordenes.
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