Alguien ha muerto
¡No me dejes sólo!
El susurro de su aliento
ya no está en su boca.
Prepara las exequias
para apaciguar su alma.
Ya su hálito vive
en los susurros que lo nombran
y en mi boca,
su aliento con el mío, se mezcla.
Llévate el féretro cochero
el muerto está muerto.
Solo queda su cáscara vacía.
En el, ya no hay nada.
Victor Hugo Ibañez
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