y eso que parece olvidado, el revelarse contra lo cotidiano, lo que siempre fue así y tener memoria para recordarlo.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Sin
Berrinches, caprichos y enojos,
Son comunes al niño,
Más no las caricias.
¿Cuánto se puede evitar…?
Tantos desencuentros…
Mi niño,
pedía solo una mirada,
un beso,
una caricia.
Se mata, se ama, se acedía
por una caricia.
¿Quién no me diera?
Se grita, se pega, se odia
por una palabra.
¿Quién no me diera?
Se mira con odio,
se mira vacío,
se mira a la nada,
se mira hacia abajo,
se mira hacia adentro.
se mira sin mirar.
¿Quién no me mira?
Duele…
¡Tanto desencuentro…!
¿Por qué no me diste…
una mirada, un beso, una caricia?
Victor Hugo Ibáñez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario