martes, 5 de junio de 2012

¿Te conozco?




Te miro, te escucho y pienso
¡Que jodido estás!
Si no salís de esa encerrona
te vas a matar.
¿Amor puro…?
¿Madre impoluta que todo lo puede?

Caigo de repente
en un oscuro abismo
donde no veo
 ni la sombra de mi padre.
¿Y mi padre qué…?

Nada se de ti
y de lo mío quizás algo
pero… ¿Lo quiero saber?

Si no tengo un padre que me guíe
 y me cuide de esas cosas
que mejor que no.
¿Cómo salir de mi propia encerrona?

He de forjarme uno
pero que sea de gran porte,
admirable, viril
y que sea más grande que mi madre.

Tendrá que ser
como ese que imagino,
ese que me puede y la puede.

¡Ah! Pero si apareciera así
tendría que asesinarlo,
ya no podría vivir con él.

Que maldita contradicción
este hecho de crearte
tan a mi medida
solo para asesinarte.

¿Me angustia?
¿Y el amor…?
¿Qué será del amor?
 ¿Será amor-odio?
¿Será absoluto?
¿Será total?

Me dejo…

Ya el esfuerzo es en vano
escudriño en mis entrañas
y solo me queda un recuerdo
un recuerdo de nada.

2 comentarios:

  1. De recuerdo "de nada", que lo contiene todo.
    Tejidos de contradicciones, opino que precisamos de peligrosas "encerronas" para regresar auténticos.
    Unas letras que invitan a la introspección y permiten abrir deliciosa conversación sobre uno de los elementos esenciales, tan olvidado por muchos de nuestros coetáneos. Quizás, solo quizás, porque ese elemento es invisible: la consciencia.

    Un saludo desde el verano español, amigo Víctor.

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    1. Gracias a Jodidos interesante lectura del poema.

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