viernes, 30 de abril de 2010

El vacío ocupado

Encantadora libélula, que te bates libre por el viento,
Absortos mis ojos, se posaron en los tuyos
y me veo en tus reflejos.

¡Que placer en verme cerca tuyo!
No existe en mi vida noche o día, luz o sombra,
solo el reflejo de tu verde luz.

Tocarte es mi deseo,
¡Cuanto quema tu tersura...!
Surcos ondulantes de tu cuerpo me subyugan.
No conozco distancias, no conozco de límites.

No hay lugar en mi mente, para acallar…
¿Cómo se apaga tanta ternura?
Ceguera primera a tanto desamor
Lógica maldita que me engaña,
que me dice que el vacío se llena con vida.

¡Son todas mentiras!
Yo he visto como el vacío está lleno de nada.
Y me quede solo, desplazado, vacío…
A veces la nada es todo y todo es nada.

Solo a vos, mí amor…
te puede llenar, la nada…

Víctor Hugo Ibáñez

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